MarSep08

 

"La Shoah y la vida setenta años después"

Apertura de Curso:

JUEVES 5 noviembre, a las 7,30 de la tarde

La Shoah una tragedia de la humanidad: una visión general

Rabino Moshe Bendahan - Presidente del Consejo Rabínico de España

 

Lugar: será anunciado oportunamente

 

NOVIEMBRE

Miércoles 11:

Las catástrofes sufridas por el pueblo judío en la historia

Dr. Luis Vegas Montaner - Universidad Complutense

Miércoles 18:

¿Qué significa que la Shoah se llevara a cabo en una sociedad plenamente cristiana?

D.ª Martina Granizo Aranda - CEJC

Miércoles 15:

El dilema de las iglesias cristianas y de los cristianos durante el Holocausto en Hungría

D. Vince Szalay-Bobrovniczky - Subsecretario de Estado para Asuntos Europeos de la Oficina del Primer Ministro y Jefe de la Delegación Húngara de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA)

DICIEMBRE

Miércoles 2:

El Estado de Israel y la Shoah

D.ª Hamutal Rogel Fuchs - Ministro Portavoz Embajda de Israel

Miércoles 9:

La posición de España durante la Shoah

Dr. José Antonio Lisbona - Universidad Complutense

Miércoles 16:

Los procesos de Núremberg: el nazismo a juicio

D.ª Marina Lara Rodríguez - CEJC

ENERO

Miércoles 13:

La Shoah una reflexión ética desde la medicina

Dr. Esteban González López - Universidad Autónoma de Madrid

Miércoles 27:

Huellas de la Shoah en la conciencia Europea actual

Dr. Florentino Portero - Universidad Francisco de Vitoria

 

FEBRERO

Miércoles 3:

España y el Holocausto después de la II Guerra Mundial

Dr. Uriel Macias - Bibliógrafo de judaica

Miércoles 10:

Las posición oficial de la Iglesia durante la Shoah: el papel de Pío XI y Pío XII

Dr. Elio Passeto, nds - Director Instituto Ratisbonne de Jerusalén

Miércoles 17:

Memoria judía en Europa antes y después de la Shoah

Dr. Manuel Reyes Mate - CSIC

Miércoles 24:

El mundo árabe y la Shoah

Dr. Justo Lacunza Balda - Instituto Pontificio de Estudios Árabes

MARZO

Miércoles 2:

La Alemania de la posguerra y el proceso de desnazificación: sus retos, conflictos y logros

Dr. Heinrich Kreft - Ministro de la Embajada de la República Federal de Alemania

Miércoles 9:

Los discuros de los papas después de la Shoah 

Dr. Manuel González López-Corps  - Universidad San Dámaso

Miércoles 16:

¿Es posible pensar, crear y creer después de la Shoah?

Dr. F. Javier Fernández Vallina - Universidad Complutense

ABRIL

Miércoles 6:

¿Qué significa ser supervivientes de la Shoah?

D.ª Eva Benatar  - Comunidad Judía de Madrid

D.ª Alicia Kaufmann   - Comunidad Judía de Madrid

Miércoles 13:

¿Qué antropología para Europa después de la tagedia vivida en el siglo XX?

Dr. Javier Prades López - Universidad San Dámaso

MIércoles 20:

La literatura israelí en torno a la Shoah

Dra. Raquel García Lozano - Universidad Complutense

MIércoles 27:

Indiferencia-rebelión-perpetradores silenciosos

Dr. Arno Gimber - Universidad Complutense

MAYO

Miércoles 4:

¿Es posible el perdón?

D.ª Verónica Nehama -  Colegio Ibn Gabirol

Miércoles 11:

Cómo educar a una sociedad para que la Humanidad no vuelva a producir una nueva Shoah

Dr. Juan F. Rodríguez Sánchez - Universidad Comillas

Miércoles 18:

Nuevas manifestaciones de antisemitismo

Dr. Elio Passeto, nds - Director Instituto Ratisbonne de Jerusalén

Clausura de Curso:

MIÉRCOLES 25 de Mayo, a las 7,30 de la tarde

El pueblo judío setenta años después de la Shoah

Rabino Yerahmiel Barylka - Sinagoga Ramban - CJM

 

 

VieJul17
CURSO DE HEBREO 2015-2016
ABIERTA LA MATRÍCULA
 
MiéNov27

 

EVANGELII GAUDIUM

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO 
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A LOS FILES LAICOS
SOBRE
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
EN EL MUNDO ACTUAL

Las relaciones con el Judaísmo

247. Una mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque «los dones y el llamado de Dios son irrevocables» (Rm 11,29). La Iglesia, que comparte con el Judaísmo una parte importante de las Sagradas Escrituras, considera al pueblo de la Alianza y su fe como una raíz sagrada de la propia identidad cristiana (cf. Rm 11,16-18). Los cristianos no podemos considerar al Judaísmo como una religión ajena, ni incluimos a los judíos entre aquellos llamados a dejar los ídolos para convertirse al verdadero Dios (cf. 1 Ts 1,9). Creemos junto con ellos en el único Dios que actúa en la historia, y acogemos con ellos la común Palabra revelada.

248. El diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús. El afecto que se ha desarrollado nos lleva a lamentar sincera y amargamente las terribles persecuciones de las que fueron y son objeto, particularmente aquellas que involucran o involucraron a cristianos.

249. Dios sigue obrando en el pueblo de la Antigua Alianza y provoca tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso, la Iglesia también se enriquece cuando recoge los valores del Judaísmo. Si bien algunas convicciones cristianas son inaceptables para el Judaísmo, y la Iglesia no puede dejar de anunciar a Jesús como Señor y Mesías, existe una rica complementación que nos permite leer juntos los textos de la Biblia hebrea y ayudarnos mutuamente a desentrañar las riquezas de la Palabra, así como compartir muchas convicciones éticas y la común preocupación por la justicia y el desarrollo de los pueblos.

 

 

 

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la clausura del Año de la fe, el 24 de noviembre, Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, del año 2013, primero de mi Pontificado.

 

FRANCISCUS

 

 

LunJul22

CARTA DE JUAN PABLO II DE PRESENTACION
DEL DOCUMENTO "Nosotros Recordamos"

"La Iglesia alienta a sus hijos a purificar sus corazones
a través del arrepentimiento"

Vaticano, 12 marzo, 1998

 

Al Señor Cardenal Edward Idris Cassidy

Presidente de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Hebraísmo

En numerosas ocasiones durante mi pontificado he recordado con profundo pesar los sufrimientos del pueblo hebreo durante la Segunda Guerra Mundial. El crimen que se ha llegado a conocer como la "Shoah" permanece como una mancha indeleble de la historia del siglo que está por concluirse. Preparándonos para iniciar el tercer milenio de la era cristiana, la Iglesia es consciente de que el gozo de un Jubileo es, sobre todo, un gozo fundado sobre el perdón de los pecados y sobre la reconciliación con Dios y con el prójimo. Por ello, alienta a sus hijos e hijas a purificar sus corazones, a través del arrepentimiento por los errores y las infidelidades del pasado. Ella también los llama a presentarse humildemente delante de Dios y a examinarse sobre la responsabilidad que también ellos tienen con respecto a los males de nuestro tiempo.

Es mi ferviente esperanza que el documento: "Nosotros recordamos: una Reflexión sobre al "Shoah"", que la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Hebraísmo ha preparado bajo su dirección, ayude verdaderamente a curar a las heridas de la incomprensión e injusticias del pasado. Que ellos sirva para que la memoria pueda ejercer su papel necesario en el proceso de construcción de un futuro en el cual la indecible iniquidad de la "Shoah" no pueda volverse a repetir. Que el Señor de la historia guíe los esfuerzos de los católicos y los hebreos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que trabajen juntos por un mundo de auténtico respeto por la vida y la dignidad de todo ser humano, ya que todos han sido creados a imagen y semejanza de Dios.

Juan Pablo II

LunJul22

DISCURSO DE JUAN PABLO II PRONUNCIADO

ANTES LOS PARTICIPANTES DEL SIMPOSIO SOBRE

“LAS RAICES DEL ANTIJUDAÍSMO EN  

LOS AMBIENTES CRISTIANOS”

Roma 31 de octubre al 2 de noviembre 1997

 

Señores cardenales, queridos hermanos en el Episcopado, queridos amigos:

 1. Me complace recibiros en el curso de vuestro encuentro sobre las raíces del antisemitismo. Saludo especialmente al Sr. cardenal Roger Etchegaray, Presidente del Comité del Gran Jubileo del año 2000, que preside vuestras trabajos. Os agradezco a todos el haber consagrado estas jornadas a un estudio teológico de gran importancia.

 Vuestro coloquio se inscribe en la preparación del Gran Jubileo para el cual he invitado a los hijos de la Iglesia a hacer balance sobre el pasado milenio, y especialmente de nuestro siglo, en el espíritu de un necesario “examen de conciencia”, a las puertas de lo que debe ser un tiempo de conversión y de reconciliación (Cf.Tertio millennio adveniente, nn. 27-35).

 El propósito de vuestro simposio es la correcta interpretación teológica de las relaciones de la Iglesia de Cristo con el pueblo judío, a las que la declaración conciliar Nostra Aetate puso las bases y sobre las que, en el ejercicio de mi magisterio, he tenido personalmente la ocasión de intervenir en varias ocasiones. De hecho, en el mundo cristiano -no digo por parte de la Iglesia en cuanto tal- han circulado durante mucho tiempo erróneas e injustas interpretaciones del Nuevo Testamento relativas al pueblo judío y a su supuesta culpa, engendrando sentimientos de hostilidad respecto a este pueblo. También contribuyeron a adormecer muchas conciencias, de modo que, cuando se extendió por Europa la ola de persecuciones inspiradas por un antijudaísmo pagano, que, en su esencia era al mismo tiempo un anticristianismo, junto a cristianos que hicieron de todo para salvar a los perseguidos hasta arriesgar su vida, la resistencia espiritual de muchos no fue la que la humanidad tenía el derecho de esperar de parte de los discípulos de Cristo. Vuestra lúcida mirada sobre el pasado, con vistas a una purificación de la memoria, es particularmente oportuna para mostrar claramente que el antisemitismo no tiene ninguna justificación y es absolutamente condenable.

 Vuestros trabajos completan la reflexíón realizada especialmente por la Comisión para las Relaciones religiosas con el Judaísmo, reflexión que desembocó, entre otras, en las Orientaciones del 1 de diciembre de 1974 y en las Notas para una correcta presentación de los judíos y del Judaísmo en la predicación y la catequesis de la Igelsia Católica del 24 de junio de 1985. Aprecio el hecho de que la investigación de carácter teológico realizada por vuestro Simposio esté presidida por un gran rigor científico, en la convicción de que servir a la verdad es servir a Cristo mismo y a su Iglesia.

 2. El Apóstol Pablo, como conclusión a los capítulos de la Carta a los Romanos (Caps. 9-11), en los cuales nos aporta una luz decisiva sobre el destino de Israel según el plan de Dios, hace resonar un canto de adoración: “¡ Qué Abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios!”. En el alma ardiente de Pablo este himno es un eco del principio que acaba de enunciar y que constituye en cierto sentido el tema central de toda la epístola. “Pues Dios ha encerrado a todos los hombres en la desobediencia para tener de todos misericordia” (Ibid. II, 32). La historia de la Salvación, incluso cuando sus avatares nos parecen desconcertantes, está guiada por la misericordia de Aquel que ha venido a salvar lo que estaba perdido. Sólo una actitud de adoración ante las insondables profundidades de la Providencia amorosa de Dios permite vislumbrar algo de lo que constituye un misterio de la fe.

 3. En el origen de este pequeño pueblo situado entre dos grandes imperios de religión pagana que lo eclipsaban con el resplandor de su cultura, está el hecho de la elección divina. Este pueblo es convocado y conducido por Dios, Creador del cielo y de la tierra. Su existencia no es, pues, un mero hecho de naturaleza ni de cultura, en el sentido en que por la cultura el hombre despliega los recursos de su propia naturaleza. Es un hecho sobrenatural. Este pueblo persevera a pesar de todo porque es el pueblo de la Alianza y porque, pese a las infidelidades de los hombres, el Señor es fiel a su Alianza. Ignorar este dato primordial es seguir la trayectoria de un marcionismo contra el cual la Iglesia bien pronto reaccionó con energía, consciente como era de su vínculo vital con el Antiguo Testamento, sin el cual el mismo Nuevo Testamento queda falto de significado. Las Escrituras son inseparables del pueblo y de su historia, que conduce al Cristo Mesías prometido y esperado, Hijo de Dios hecho hombre. La Iglesia no cesa de confesarlo cuando en su liturgia recupera día a día los salmos, así como los cánticos de Zacarías, de la Virgen María y de Simeón (Cf. Ps 132, 17; Lc 1,46-55; I, 68-79; 2, 29-32).

 Por ello, quienes consideran meros hechos culturales contingentes que Jesús fuera judío y que su ambiente fuera el mundo judío -hechos que a su juicio podrían ser reemplazados por otra tradición religiosa sin que la persona del Señor perdiera su identidad- no sólo desconocen el significado de la historia de la salvación, sino que, más radicalmente, atacan a la verdad misma de la Encarnación, haciendo imposible un concepto auténtico de inculturación.

 4. De todo lo dicho podemos sacar unas conclusiones que sirvan de orientación a la actitud del cristiano y a la labor del teólogo. La Iglesia condena con firmeza todas las formas de genocidio, así como las teorías racistas que las inspiran y que pretenden justificarlas. Podría recordarse la encíclica de Pío XI Mit brennender Sorge (1937) y la de Pío XII Summi Pontificatus (1939); este último recordaba la ley de la solidaridad humana y de la caridad hacia todo hombre, cualquiera que sea el pueblo al que pertenezcan. El racismo es, pues, una negación de la identidad más profunda del ser humano, persona creada a imagen y semejanza de Dios. A la malicia moral de todo genocidio se añade, con la Shoah, la malicia de un odio que ataca el plan salvífico de Dios sobre la historia. La Iglesia se sabe ella misma amenazada por este odio. La doctrina de Pablo en la carta a los Romanos nos enseña qué sentimientos fraternos, arraigados en la fe, debemos abrigar hacia los hijos de Israel (cf. Rm 9,4-5). Subraya el Apóstol: “en atención a los patriarcas” Dios los ama, ese Dios cuyos dones y llamada son irrevocables (cf. Rm II, 28-29).

 5. Estad ciertos de mi gratitud por la labor que estáis realizando en un tema de gran alcance y en el que estoy particularmente interesado. De esta manera contribuís a la profundización del diálogo entre católicos y judíos, de cuya renovación en los últimos decenios nos alegramos.

 A vosotros y a vuestros allegados os expreso mis mejores deseos, impartiéndoos de todo corazón mi bendición apostólica.

LunMar04

Video de la Conferencia

http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=TbA6bOkuT18

11 de marzo, 19.30 horas

Palacio de Cañete (Mayor, 69) acceso gratuito hasta completar aforo

El Centro de Estudios Judeo-Cristianos continuando en su labor de promover y fomentar el dialogo y la difusión de la cultura judía desde el afecto y el respeto, para promover la convivencia y el conocimiento mutuo entre judíos y cristianos en colaboración con el Centro Sefarad-Israel, les invita al acto del próximo día 11 de Marzo.

Con motivo del 50º Aniversario del Concilio Vaticano II, y la promulgación de la Declaración Nostra Aetate, se mantendrá un diálogo acerca de la convivencia entre culturas y entre credos con los siguientes protagonistas:

 

Rabino Baruj Garzón, docente e investigador y anterior Rabino Jefe de la Comunidad Judía de Madrid y ex Director del programa TVE “Shalom”.

Hermano Elio Passeto, Delegado para Europa e Israel de la Congregación de Nuestra Señora de Sion y Superior de esta Congregación en Jerusalén, especialista en el comentario de Rashi, literatura rabínica y los primeros escritos cristianos.  Actualmente es Profesor en el Centro Cristiano de Estudios Judíos (São Paulo - Brasil). Director del Departamento de Español y de Francés en el Centro de Formación Bíblica en Jerusalén y miembro de la Dirección del Centro de Estudios Judeo-Cristianos (Madrid - España).

 

 

Hno. Elio Passeto   Capilla N.S.Sion Madrid  Rabino Baruj Garzón

      

LunFeb20

 

Comisión para el diálogo católico-judío entre representantes de la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el judaísmo y del Gran Rabinato de Israel

 

1. Después de un encuentro preliminar en Jerusalén, el 5 de junio de 2002, delegaciones de alto nivel de la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo y el Gran Rabinato de Israel se han encontrado en la Villa Cavalletti (Grottaferrata - Roma), del 23 al 27 de febrero de 2003

Argumento central de las discusiones, que se desarrollaron en una atmósfera cordial y amistosa, fue la búsqueda de maneras de promover la paz, la armonía y los valores religiosos en las sociedades contemporáneas.

2. Hemos reconocido que el fundamento de nuestro diálogo debe consistir en la verdad y en la honestidad, en el respeto de nuestras diversas identidad religiosas. Nosotros dialogamos en cuanto creyentes que tienen raíces y un patrimonio espirituales comunes. El diálogo es un valor en sí, y excluye cualquier intención de conversión. Basándose en la enseñanza del Concilio Vaticano II y del Papa Juan Pablo II, la Iglesia reconoce que «los judíos son todavía muy amados de Dios a causa de sus padres, porque Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación» («Nostra aetate», n. 4; Romanos 11, 28-29). Constatamos nuestras respectivas tradiciones y nos respetamos recíprocamente en nuestra alteridad. Nos sentimos llamados a proclamar en el mundo el testimonio del Único Dios, y deseamos colaborar para reforzar los valores religiosos comunes, la paz en la justicia, la verdad y el amor.

3. Hemos acordado discutir sobre los siguientes argumentos, de cara a nuestra colaboración:
a) La santidad de la vida humana.
b) Los valores de la familia.

4. La santidad de la vida humana
4.1 La vida humana en nuestro mundo tiene un valor único y altísimo. Cualquier intento de destruir la vida humana debe ser rechazado. Sería necesario, además, esforzarse por promover juntos los derechos humanos, la solidaridad entre todos los seres humanos, el respeto por la libertad de conciencia.

4.2. Nuestra motivación religiosa común por esta afirmación central se funda en la declaración bíblica, según la cual, el ser humano es creado a imagen de Dios viviente, a su semejanza (Cf. Génesis 1, 26). Dios es el Santo y el Creador de la vida humana, y el ser humano está bendecido y llamado a corresponder a su Santidad. Por consiguiente, toda vida humana es santa, sacrosanta e inviolable. Según el libro del Levítico (19, 2), la santidad de Dios fundamenta el imperativo esencial del comportamiento humano: «¡Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy Santo!».
4.3 La defensa de la vida humana es una consecuencia ética de esta convicción. Todos los creyentes, y en particular las autoridades religiosas, deberían colaborar en la protección de la vida humana. Todo atentado a la vida de un ser humano es contrario a la voluntad de Dios, es una profanación del Nombre de Dios, atenta directamente contra la enseñanza de los profetas. Suprimir cualquier vida humana, incluida la propia, aunque sea en nombre de Dios, es un acto sacrílego.

Como ha subrayado repetidamente el Papa Juan Pablo II en su mensaje para la Jornada Mundial para la Paz, en el año 2002, ningún líder religioso puede justificar el terrorismo en ninguna parte del mundo. Declararse terrorista en nombre de Dios, cometer actos de violencia contra los demás en su nombre, es una profanación de la religión. La violencia terrorista, en cualquier parte del mundo, contradice la fe en Dios, creador del ser humano, que lo cuida y lo ama.

4.4 En cuanto jefes religiosos de comunidades de fieles, tenemos una responsabilidad totalmente particular en la educación de nuestras comunidades --particularmente de las generaciones más jóvenes-- en el respeto de la santidad de la vida humana. No podemos permitir ningún asesinato, en nombre de Dios que ordena: «No matarás» (Éxodo 20, 13; Deuteronomio 5, 17), evitando el abuso fanático o violento de la religión, como afirman los líderes religiosos judíos, cristianos y musulmanes en la «Declaración común de Alejandría» (enero, 2002). Todos nosotros deberíamos unir nuestras energías para edificar un mundo mejor para la vida, la fraternidad, la justicia, la paz y el amor entre todos.

4.5 Existen implicaciones culturales y educativas de nuestra colaboración en este campo. Todos los educadores deberían intensificar los esfuerzos para ofrecer programas que eduquen a los jóvenes en el respeto del altísimo valor de la vida humana. Contra la tendencia actual de violencia y de muerte en nuestras sociedades, deberíamos intensificar nuestra colaboración con los creyentes de todas las religiones y con todas las personas de buena voluntad para promover una «cultura de la vida».

5. Los valores de la familia

5.1 La institución de la familia procede de la voluntad del Omnipotente, que ha creado al ser humano a imagen de Dios, «hombre y mujer los creó» (Génesis 1, 27). El matrimonio en la perspectiva religiosa tiene un gran valor, pues Dios ha bendecido esta unión y la ha santificado.

5.2 La familia y la unidad doméstica ofrecen un ambiente de cariño y protección que alimenta a los hijos, y garantiza su educación apropiada, fieles a la propia tradición y a las propias creencias. La unidad familiar es el fundamento de toda la sociedad.

5.3 La revolución tecnológica y en los medios de comunicación ha producido sin duda positivos cambios en la sociedad. Al mismo tiempo, sin embargo, con demasiada frecuencia se ha desarrollado un influjo negativo sobre el comportamiento de la sociedad. Tanto los adultos como los jóvenes quedan expuestos a aspectos distorsionados y pervertidos de comportamientos, como la violencia y la pornografía. En cuanto líderes religiosos, nos encontramos ante el desafío de estas repercusiones destructivas.

5.4 Más que nunca, tenemos el deber de educar, tanto en las casas como en las escuelas, en los valores familiares, basándonos en nuestras ricas tradiciones religiosas. Los padres deberían dedicar mucho más tiempo a mostrar su amor a los hijos y a orientarles hacia actitudes positivas. Entre los valores familiares importantes, deberíamos subrayar el amor, el altruismo, el respeto por la vida y la responsabilidad de los hijos y de los padres, los unos a los otros (Cf. Éxodo 20, 12 y Deuteronomio 5, 16). En esta perspectiva, no podemos estar de acuerdo con «modelos alternativos» de unión de parejas y de familia.
6. Quisiéramos concluir con la Palabra de Dios: «Yo le conozco [a Abraham] y sé que mandará a sus hijos y a su descendencia que guarden el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho, de modo que el Señor pueda concerderle a Abraham lo que le tiene apalabrado» (Génesis 18, 19)

Grottaferrata – Roma (Villa Cavalletti)
26 febbraio 2003
Rabino Shar Yishuv Cohen, presidente de la Delegación judía
Rabino Ratzon Arrusi
Rabino David Brodman Señor Oded Wiener Su Excelencia Señor Shmuel Hadas
Jorge Cardinal Mejía, presidente de la Delegación católica
Obispo Giacinto-Boulos Marcuzzo
P. Georges Cottier O.P. P. Elias Shacour
Monseñor Pier Francesco Fumagalli
P. Norbert Hofmann S.D.B.
Arzobispo Pietro Sambi

VieNov04

 

 

En el año 1972, se inciió la publicación de una Circular bimensual que contiene información y noticias sobre los acontecimientos que más pueden interesar a las personas comprometidas en las relaciones judeo-cristianas.

 

 

Volver